El norte argentino tiene un encanto innegable. Sus paisajes – tan coloridos y pintorescos –, la amabilidad y el encanto de la gente, y su comida que es un gran mimo al alma.
Iniciamos viaje en Purmamarca, un pueblo soñado en la provincia de Jujuy, situado aproximadamente a 60km de su capital. Rodeada de cerros multicolores, esta ciudad es la antesala de la famosa Quebrada de Humahuaca. Luego de recorrer el Paseo de los Colorados, visitar su famoso Cerro de los Siete Colores, y disfrutar de una tradicional peña por la noche, cerramos el día para amanecer bien temprano y encarar viaje hacia las Salinas Grandes –nuestra próxima aventura.
Recibimos indicaciones detalladas del camino, y así fue como partimos por la Ruta 52, hacia la Cuesta del Lipan. El camino es de montaña, por lo que invita a ir despacio y disfrutar la vista, hasta llegar al punto máximo de altura, de nada menos que 4.170 metros. Nuestro consejo para disfrutar del recorrido sin sufrir el apunamiento es beber mucha agua, y comer caramelos de coca o masticar hojas de coca. Desde allí, continuamos el recorrido y bajando unos aproximados 800 metros de altura, llegamos a la localidad de Tres Morros, donde la gente de Pristine Camps nos esperaba con sus camionetas para adentrarnos a las salinas.
El recorrido es de aproximadamente 25 minutos, sumergiéndonos en lo lejano, camino el corazón de las Salinas. El terreno parece casi como si se estuviese en otro planeta. A lo lejos, se puede ver el predio con los domos, chiquitos entre tanta inmensidad, ubicados en un lugar tan exclusivo y único, que casi parece irreal.
Pristine Camps es un proyecto que nació en el 2021, y desde entonces se ha convertido en un hit del turismo nacional. Cuenta con siete domos, dos de ellos de categoría Exclusive para dos personas, cuatro en categoría Premium para hasta tres personas con una tina climatizada exterior incluida, y un séptimo domo central, que funciona como punto de encuentro y dónde también se desarrollan las actividades gastronómicas. Es frecuente que grupos grandes alquilen el predio completo para una experiencia privada única. La estadía es all inclusive, de una calidad impecable, que te permite despojarte de todo, y disfrutar sin preocupaciones.
Llegamos cerca del mediodía, y nos recibieron amablemente con un jugo natural de bienvenida, para contarnos todo sobre el lugar. Un poco confundidos y algo mareados por la altura, nos dejamos maravillar por la tierra blanca que nos rodeaba. El almuerzo se desarrolló en el domo principal, y constaba de 3 pasos, con un menú de opciones para todos los gustos, acompañado por vinos de la región. La atención en Pristine es sumamente personalizada, por lo que los días previos a llegar, la administración se contacta para consultarte si existe alguna restricción o preferencia alimentaria.
Pasado el almuerzo, nos dirigimos a conocer nuestro domo, y quedamos deslumbrados. Uno se imagina que estando tan lejos de la ciudad, se debe renunciar a algunas comodidades, pero esa creencia fue en nuestro caso totalmente derribada. El cuarto tiene todo el confort de una habitación de hotel, completamente equipado, cómodo y estético. Claro que la vista es lo mejor: un inmenso ventanal hacia la infinidad de las Salinas.
Por la tarde realizamos la primera actividad que ofrecen con la estadía: la visita a los Piletones del Salar, donde un guía local nos explicó todo sobre el proceso de extracción de la sal y su origen. Luego, nos esperaron en el domo central con una merienda exquisita y súper completa, para después salir a maravillarnos con el atardecer más alucinante que alguna vez vimos.
Pristine Camps fusiona el confort y la sostenibilidad en total armonía, defendiendo un concepto de Triple Impacto: Social, Económico y Ecológico, con el deseo de aportar una cuota de regeneración en la localidad donde se desarrolla el proyecto, empleando habitantes del lugar y utilizando energías limpias para un adecuado cuidado del ambiente
Por la noche, la cena se lleva a cabo en el domo principal. La calidad gastronómica ofrecida nos dejó completamente maravillados. Platos variados, respetando los productos regionales, ofreciendo una experiencia gastronómica creativa y exquisita.
Luego de la cena, una última actividad nos espera: la interpretación de las constelaciones, acompañados de un guía experto. Cuando salimos del domo allí nos esperaba el cielo estrellado como nunca los habíamos vivenciado. Sin civilización a la redonda, y en plena oscuridad, levantamos la cabeza y nos dejamos maravillar por la luz natural de las estrellas y la luna. Un momento único. Estando en todos los detalles, el equipo toma una fotografía profesional de cada huésped, pudiendo vislumbrarse el cielo estrellado y hasta la vía láctea. Imposible imaginarlo hasta vivirlo.
A la hora de dormir, dentro del domo, el personal enciende la calefacción a leña o eléctrica según preferencia, y deja un termo con agua caliente para que el huésped pueda hacerse un té o café, y disfrutarlo con un chocolatito en la cama viendo las estrellas – spoiler alert – no existe momento más único.
Pristine Salinas Grandes Luxury Camp
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