En 1993, con apenas 9 años y después de más de 45 horas de vuelo, Karina Gao llegaba a Argentina junto a sus padres dejando atrás China, en busca de un futuro prometedor. Futuro que, con mucho trabajo, esfuerzo y aventuras, llegó.
Sus primeros años en el país no fueron fáciles. La única palabra que Karina sabía decir era “gracias”. Con sus 9 años, Karina se encontraba frente a una cultura, idioma y costumbres totalmente diferentes y ajenas. Al principio, con asombro y emoción, pero después de un tiempo se complicó todo cuando en el colegio comenzó a sufrir bullying. Pero si algo entendimos siguiendo su historia es que a Karina no la para nada, nunca.
A los 22 años y con el título de licenciada en Economía Empresarial en la Universidad Torcuato Di Tella, viajó a Francia tras conseguir una beca en HEC de París. Se iba para no volver, o eso creía. Tras 3 años en París y con un Máster en Management con Majeur en Entrepreneur, Karina extrañaba Argentina y se decidió a volver. Unos meses antes, un compañero de HEC, Dominique Croce, dejó de ser su amigo para ser, como ella dijo en alguna oportunidad, “un touch & go que salió mal”. Pese a todo, ella volvió. Y meses después, “el franchu” compactó su vida en dos valijas y se embarcó hasta este lejano país.
Al volver, Karina estudió en el Instituto Argentino de Gastronomía (IAG). Tiempo después, formaron familia con el franchu y llegaron los mellizos Simón y Benjamín, quienes de alguna manera impulsaron “Mon Petit Glouton”; cuando Karina empezó a mostrar a través de un blog y sus redes las recetas que cocinaba para sus hijos. Después, fue todo crecimiento: una comunidad de 500.000 seguidores, libros y trabajo en TV.
Con un bebé en camino, 2021 golpeó a Karina de forma inesperada: contrajo COVID, su cuadro se agravó y debió ser inducida a coma por 14 días. Ya recuperándose y con una rehabilitación por delante, pudimos conversar con ella.
Karina, leímos en detalle cada uno de los capítulos de #MonHistoria y nos paseó por todos los estados. Pero en todo momento se destaca la superación y el empuje de ir siempre para adelante. Después de toda una vida de siempre ir por más: ¿Te sentís consolidada y establecida? ¿O sentís que todavía te queda algún ítem por explorar?
La verdad es que todavía no me siento establecida, yo creo que me falta mucho por aprender. Creo que la vida es un constante aprendizaje asi que esta pregunta te la podré responder por ahí de acá a 20 años.
En un momento nos hablás de cómo conviven en un inmigrante las dos culturas (la que trae y la nueva). Unos años más tarde, se suma la cultura de tu marido. ¿Cómo integran en tu familia esta mezcla de idiomas, costumbres y arraigos?
El tema idioma, nosotros con los chicos en casa hablamos principalmente francés, pero yo les hablo en chino y despues ellos hablan con la niñera en español, así que entienden perfectamente los idiomas y entienden
que somos personas con nacionalidades diferentes, por lo que hablamos distintos idiomas. El tema cultural, tratamos de festejar todas las fechas importantes de cada uno. La idea es integrar y no suprimir ninguna, porque justamente la riqueza está en la diversidad. Cada cultura tiene sus ventajas y desventajas, por lo que siempre tratamos de resaltar las ventajas y mejorar las desventajas. La idea es siempre aprender lo mejor de las 3 culturas.
Nosotros tratamos de viajar a Francia para visitar parientes y estar cerca de nuestros familiares y a China vamos un poco menos porque es más lejos, pero cuando podemos tratamos de llevar a los chicos también para que no pierdan esa raíz.
¿Cómo vivieron tu familia y la “del Franchu” este choque de culturas?
Hay choque cultural, sí, hay desentendimientos. Por suerte yo sirvo un poco de puente entre ambos para explicar. Yo creo que cuando uno es familia, se quieren y hay voluntad, se pueden entender perfectamente; y de hecho terminan congeniando de una manera increíble porque, al fin y al cabo, el franchu tiene origen italiano y hay muchas cosas muy parecidas en las dos culturas, entonces eso también ayudó un montón.
Teniendo en cuenta la realidad actual de nuestro país y sus crisis constantes y cíclicas, ¿Pensaste en instalarte en otro lugar del mundo para que tu hijos puedan crecer y desarrollarse?
Por ahora no, porque la verdad es que yo creo que donde hay crisis, hay oportunidad y nosotros en los 27 años que llevamos en Argentina, comprobamos eso; así que por ahora no está considerado. Si nos vamos, yo no se si nos vamos a ir por una situación económica, sino tal vez por algo más familiar. Pero por ahora no está en planteo. Dentro de poco nace el bebé, y la verdad es que nos estamos desarrollando bastante bien. Este es un muy buen país para que los chicos se desarrollen y crezcan, aparte tiene calidad educativa y calidez humana, que no hay en muchos lugares.
Imagino que cada viaje, cada nuevo colegio y cada etapa de tu vida te dejaron una enseñanza, pero sin lugar a dudas, tu experiencia reciente tras pasar dos semanas en coma a causa del covid habrá sido una de las más fuertes. ¿Pudiste procesar algo de eso o aún no tuviste tiempo?
Estoy procesando todavia. Creo que definitivamente voy a sacar cosas positivas de esta experiencia única, por decirlo de una manera. Yo creo que de todas las experiencias uno puede sacar cosas positivas y tratar de olvidar lo negativo. Por suerte los seres humanos, con el tiempo, podemos olvidar lo malo y la verdad que en este momento puse a la vida en perspectiva y aprendí a priorizar las cosas importantes que muchas veces nos olvidamos en lo cotidiano.
¿Cómo imaginás a Karina en 15 años? ¿Qué esperás para el crecimiento de tus hijos?
En 15 años me imagino ya más establecida, los chicos eligiendo su carrera y construyendo su futuro y sería una bendición poder estar al lado de ellos guiándolos, ayudándolos y creciendo como familia.