Ley Primera para José Hernández y su Martín Fierro, y también para estos tres hermanos que se encontraron juntos por primera vez, cuando nace el menor allá en Mayo de 1974. Unión sanguínea que con alguna directiva (materna y paterna) en la niñez y el pasar del tiempo, los hará grandes amigos además. Serán inseparables entonces, por naturaleza y elección.
“Tengan unión verdadera, en cualquier tiempo que sea.”
El mayor incursionó en Administración, tomó distancia de aquellos platos, mientras los otros dos siguieron en la vida “gastronómica”, fueron encargados, más tarde gerentes en Pilar y Puerto Madero. Los tres volverían a trabajar juntos a principios de los 2000, al ser dueños de sus primeras franquicias en Pilar y en el barrio Las Cañitas años después. Allí, por esos años, se recibieron de “restauranters” dicen -pero aclaran que aún hoy, no dejan de aprender-. Ya no cambiarían de actividad, ya los tres serían del “palo” gastronómico definitivamente.
Con el correr de los años creció la necesidad de darle vida a su propia marca, en 2011 comenzó entonces la búsqueda de un lugar, el nombre estaba definido desde 1974. Después de ver algunas esquinas, un amigo -otro hermano de la vida- los llevó a Maschwitz, al Mercado de la calle Mendoza: -“Ley Primera es acá”, sólo hizo falta mirarse para decidirlo. El primer “Ley Primera”, parrilla argentina hasta los huesos, sería en Maschwitz, y su fiel amigo, socio de aquel emprendimiento. “Porque si entre ellos se pelean, los devoran los de ajuera.”
Ya pasaron 10 años exactamente de esas miradas. Además de Ley Primera Maschwitz, abrieron locales en Zárate (Mercado de Zárate, a orillas del rio Paraná) sumando a otro gran amigo, y en Tigre (Remeros Plaza, Milberg) con tres amigos más; además está planteada una reapertura en Pilar (Complejo Village Cines, km. 50) para cuando pase un poco todo este tiempo de incertidumbre causado por el Covid-19 claro está.
Son meses -muchos ya- complicados para el rubro en particular, la prolongación de la cuarentena en 2020, este nuevo cierre fueron golpes durísimos, casi de Knock-out. El lado bueno de la tozudez y la terquedad, lo obstinado; el amor por su trabajo, el apoyo de sus socios-amigos y un plan llevado a cabo en conjunto con sus empleados -y también con sus históricos proveedores-, no les permitieron bajar persianas, solo un cierre parcial, que llevó a la mencionada reestructuración del local de Pilar.
Entre los tres dirigen. Se dividen las tareas entre quehaceres puntualmente operativos y cuestiones administrativas como compras, convenios con marcas, contabilidad, publicidad. “El viejo todavía nos da una mano grande también, nos hace felices hacerlo partícipe, y hasta que él quiera”. “Estar”, primer verbo conjugado y regla número uno de quienes son y se consideran gastronómicos: “hay que estar, sino sabes que perdés algo, y que de algo te perdés” afirman, de aquí que es habitual verlos en algún local.
Cada uno tiene particularidades diferentes, hablamos de sus locales. En Maschwitz al concepto, al tipo de comida y al estilo rústico pensado y planeado, le calzó como dedal la impronta estética del Mercado; para ellos es el gran “family” de su casa, donde podes además de comer, pasar horas de charlas, entre amigos, familia, incluso hablar de negocios, da para todos. Lo mismo Zárate, donde además aparece la terraza al río, adoquinada, una especie de patio, “el jardín de la casa”, único, manso,
para comer con los puentes de Zárate Brazo Largo como retratos y la tranquilidad del agua quieta, rota en algún momento por el andar de algún inmenso navío carguero.
Hace unos meses, en Remeros Plaza Tigre, inauguró este Ley Primera de imágen más “juvenil”: “Remeros podría ser nuestro cuarto”. Con mucha madera, chapa y viejos y adaptados lockers decorativos, aparece este local; denominado “L1” en la mesa chica, con identidad moderna, pero con mismas características troncales e idéntica carta. Ley Primera Pilar va por ese camino, (reducción del local en general, crecimiento del área semi-cubierta) con similares características constructivas, hierro madera y chapa -ya “muy de Ley”-. “Ley Primera” es marca registrada, es clásica y original, parrilla bien argentina por sus cortes de carne, por su cocina, acompañamientos y postres. A la par, su carta de vinos, minuciosamente estudiada y definida en cuanto a cepas y precios. Y si de cartas hablamos: la empanada de carne cortada a cuchillo es un “must”, también compartir una apenas tostada provoleta -con salsa criolla-, o una crocante molleja al limón. Como principal, la entraña y el vacío al horno hacen sus méritos pero es imposible esquivar un jugoso “Ojo de Ley” con panceta, huevo frito, verduras asadas y papas cuña. Un flan o budín caseros y mixtos para terminar, para pararse de a poquito, todo maridado con una gaseosa de litro o un muy buen vino, por que eso es Ley también. Porque hay parrillada de vegetales y una hamburguesa de lentejas vegana, tortilla española, milanesa napolitana, salmón grillado y caseras pastas rellenas; pingüino con tinto de la casa y vinos de alcurnia. Menúes ejecutivos de lunes a viernes, e infantil.
Tienen claro que la gastronomía -a la par de otras tantísimas- va cambiando, que el negocio no es el de décadas anteriores y que ya no sólo alcanza con solo “dar bien de comer”, así piensan: -“Ir a un resto, salir es una experiencia personal, el foco está en no arruinarla. Intentamos cumplir y superar la expectativa, con lugares agradables, servicio cordial, amable y carne de calidad, pensando en el bolsillo argentino además (nunca cobraron cubierto por ejemplo). Buscar ese equilibrio no es fácil. Hoy la oferta y la buena competencia no permiten confiarse, relajarse, al contrario y en eso seguimos, aprendiendo todos los días. Y para seguir creciendo hay que estar, atender y servir al cliente como corresponde y más, pero sin descuidar todo lo nuestro, la interna: al empleado, gastos, desperdicios, vajilla, servicios. No existe una cosa sin la otra, si no se cuida todo esto, íntegro, no habrá negocio, sino un hobby con fecha de vencimiento”. Es Ley.