Creíamos que ya lo habíamos visto todo.
Luego de conocer en Bordeaux y Saint-Emilion un puñado de las bodegas que hacen los mejores vinos del mundo, sólo nos quedaban muy pocas por descubrir. Sabíamos que Angélus era especial, pero nunca creímos que fuera mucho más que eso.
La tarde soleada, con las vides a lo largo del camino, eran el marco que sintonizaba con nuestra próxima visita.
Al llegar, esperamos un momento en el nuevo e intimidante hall, que se asemejaba a la nave principal de una iglesia de estilo moderno. Nos entretuvimos admirando la elevación de sus techos, que tranquilamente llegaban a los 10 metros.
Al rato se nos acercó Laure, a quien ya conocíamos vía mail, para acompañarnos hasta la oficina de Stéphanie de Boüard-Rivoal, quien dirige esta historia familiar de ocho generaciones, la heredera de la bodega. Ella nos recibió en un íntimo y confortable living. Después de las presentaciones de rigor y de contarle un poco de dónde veníamos, fuimos directo a lo que queríamos saber. Y ella, en un perfecto inglés y sin rodeos, nos contó todo y más.
Antes que nada, quisiéramos que nos cuentes como empieza todo, tu familia, el Château, la historia de la bodega…
Todo empezó con mi familia, en 1782 cuando mi tátara tátara ancestro, Jean de Boüard de Laforest quien vivía en Bordeaux, se estableció aquí al final de su vida. El decidió mudarse a Saint -Emilion y comprar varios lotes de tierra con viñedos. Entre ellos, compró uno justo aquí enfrente, donde luce como verán una especie de anfiteatro natural, rodeado por las tres iglesias de Saint-Emilion. De ellas se escuchan las plegarias católicas del Angelus, y sus campanas que suenan 3 veces por día. 7am, 12pm y 7pm.
Y debido a la forma de anfiteatro natural de nuestras tierras, el sonido de las campanas que suenan, tienen un eco muy particular.Efectiva mente las campanas de las tres iglesias que nos rodean, resuenan aquí. Así fue que todos nuestros viñedos fueron llamados Angélus.
También por eso podemos ver campanas por todos lados aquí dentro en la bodega.
El transmitió a su hija Sophie, y luego ella se lo transmitió a su hijo, y ya que el no tuvo hijos, su esposa, ya viuda, decidio dárselo a su sobrino. Ese sobrino era mi tátara abuelo, de él pasó a mi bisabuelo, luego a mi abuelo, mi padre y ahora yo. Son 200 años de legado y de historia.
Y esto es algo muy preciado ya que es muy inusual, que una misma familia no sólo es propietaria de un viñedo sino que lo gestione durante más de 200 años.
Yo soy la tercera mujer que lleva adelante este viñedo, siento que las 8 generaciones que me preceden cuidando y amando este lugar, me llenan de poder y de energía para continuar con el legado. Yo tenía tan sólo 7 años cuando corría por los viñedos y les dije a mis abuelos y a mis padres que yo quería ser quien me ocupara de este lugar….
Tenés hermanos? Sos la única a cargo del lugar?
No, somos cuatro! Si soy la única a cargo de esto, mi hermana trabaja en otro viñedo, mi hermano trabaja para el viñedo de su familia política y el más chico está buscando su camino. Estamos todos conectados. Yo decidí irme a estudiar Finanzas, ya que quería ser parte del negocio pero primero quería tener mi propia experiencia.
Luego en 2012, mi padre y mi tío me llamaron y me preguntaron si estaba lista! Y obviamente les dije que si y volví. Y aquí estoy.
Mi padre está retirado del negocio, aunque está mirando la producción y es la persona que elijo para compartir estrategias y seguir contando con su experiencia.
Cuántos años tiene él?
Ahora tiene 63! Es joven, hace 3 años tuvimos como una especie de conflicto, una discusión, que es normal cuando estás al mando de la empresa, él me dijo, “vos sos consciente que solo tengo 60 años y te estoy transmitiendo todo esto? Conocés muchos casos asi?” y yo le dije, no pero vos conocés muchos casos donde la hija compre todas las acciones de la compañía para asegurarme que podré transmitir a las generaciones que vienen, y asi consolidar el capital familiar? Sucede que luego de 8 generaciones, cuantas más generaciones, más accionistas, y si tienes más accionistas cada vez los viñedos estarán más dividos. La idea de ser dueños de las acciones es poder transmitir una negocio consolidado y en mejores condiciones a las próximas generaciones.
Es tu primer hijo? (Cuando hicimos esta nota estaba embarazada)
No, tercer hijo varón, necesitamos trabajadores en el viñedo!
A mí me transmitieron, mi abuelo y mi padre no sólo la pasión por el vino o por las tierras, sino también, algo muy fuerte que creo que es lo más te acerca al lugar. Es la historia de la familia, los valores del trabajo y la pasión.
Creo que es algo de mi ADN, que necesito participar, a mí nunca me obligaron, yo sola quería! Al final de mi libro, escribí un texto donde yo lo llamo Vocación.
Cuáles son las características de estas tierras y de estos suelos?
Aquí hay dos tipos de Terroir bien específicos. Unos que están al oeste y sur, mayormente plantadas con Cabernet Franc, y las otras que están el oeste y norte, que son Merlot. La razón es justamente la naturaleza del suelo aquí. Son suelos con arcilla pero no demasiada, tenemos mas arcilla en el norte. Para un Cabernet Franc necesitas no mas del 20% de arcilla y estas tierras son espectaculares para eso.
Tenemos 50% Merlot y 50% Cabernet Franc (un poquito de Petit Verdot). Esto es muy inusual aquí.
En Saint-Emilion, siempre se ve 80% Merlot y 20% Cabernet Franc. Aquí esto lo podemos hacer porque la tierra que tenemos nos permite hacerlo.
Les cuento una anécdota: Fue mi bisabuela llamada Elizabeth Bushe a quien se le dio el nombre en aquel momento de la etiqueta de Cabernet Franc, y mi bisabuelo como tributo a su mujer, plantó más Cabernet Franc, pero no al azar, sino en la tierra donde el sabía que iba a crecer mas y mejor. Y mi abuelo más aún, mi padre y yo también lo haré.
El Cabernet Franc es muy difícil, crece más tarde que el Merlot, y puede deteriorarse según el clima. Es muy delicado y hay que tener mucho cuidado, pero la mayoría de la veces lo llevamos muy bien y le da al vino algo muy especial, una frescura, una elegancia que caracteriza esta uva. La combinación del cuerpo y el poder del Merlot con la elegancia y frescura del Cabernet Franc, es un balance perfecto.
El blend es el mismo todos los años?
No, no lo es. Hay un blend clásico que es 60% Merlot, 40% Cabernet Franc, pero hay algunas vendimias que puede cambiar a 50/50 o al revés, osea 40/60. El clásico es 60% Merlot 40% Cabernet Franc. Depende muchísimo de las condiciones del clima y como impacta en las uvas.
Es sólo una sola marca? O tienen otras?
Tenemos 3. Son Château Angélus, Le Carillon d´Angélus al cual, desde que estoy al mando, le ponemos foco y plantamos en 3 diferentes terroirs. Quiero que tenga su propia identidad. Y el tercero es llamado Nº3 d´ Angélus. Es una selección de Carrillon y las uvas más jóvenes de Château Angélus. Los invito a probarlos…
Luego de las fotos de rigor, agradecimos el habernos recibido y nuestra anfitriona, para sorpresa nuestra, nos regala un grueso libro de tapa dura con toda la historia de esta increíble bodega familiar. Aquí ha nacido su etiqueta, que es reconocida como Premier Grand Cru Classé A, siendo parte del selecto grupo de los únicos 4 Classé A de la región.
Un detalle de color, este fue el vino que tomó James Bond en una escena de Casino Royale, por este motivo, se creó el Chateau Angélus 007 Limited Edition, una botella magnum numerada a mano de Château Angélus 2007, presentada en marzo de 2019 en una subasta benéfica. Cada estuche está hecho con madera de nogal y cuero, con el espíritu de las cajas de puros o los tableros de instrumentos de autos clásicos icónicos queridos por James Bond. En 2015, vuelve a aparecer en la película de Jamens Bond, “Spectre”, un Château Angélus, en este caso un 2005. En ambas películas, el vino se sirve en el vagón restaurante de un tren.
Una sorpresa inesperada
El sol se iba ocultando lentamente, dándoles un color anaranjado al “anfiteatro” de viñedos, un escenario que el universo nos regalaba para que este día sea memorable, creanme que lo fue.
Luego llegamos a un patio trasero que daba a otros viñedos perfectamente alineados donde nos esperaba un momento inolvidable. Allí pudimos apreciar el conjunto de campanas que tiene el Château en su cúspide, algo inusual pero icónico dado que su logo es una campana,y que obviamente se luce en su etiqueta. Ya sabemos por qué.
Sin esperarlo, nuestra guía nos pide que prestemos atención, que empezarán a sonar las campanas ya que se aproximaban las 19hs…
No eran campanadas simples como las de cualquier iglesia, sonaban como una orquesta de campanas que nos regalaban una melodía, que para nuestra sorpresa y emoción, era el Himno Nacional Argentino. Escribo estas líneas y vuelvo a emocionarme.
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A 10600 kilómetros, sin esperarlo, en un lugar tan emblemático en las viñas de Saint-Emilion, sabiendo que venían unos argentinos a conocerlos y entrevistarlos, nos agasajan con este detalle enorme. Nuestras lágrimas literalmente, acompañaron hasta el final este momento sorprendente, emocionante, único.
Seguimos con la visita con este mimo guardado en el alma, hacia los toneles donde descansa el elixir tan preciado. Con el mismo estilo moderno que el hall “Basílica” con techos de madera ondulantes y una luces escénicas coloradas, el ambiente que parecería estridente, transmitía todo lo contrario, quietud y armonía. Los toneles, apilados en tres líneas a lo largo, eran los protagonistas del lugar.
Finalmente, llegó la degustación.
Por fin pudimos conocer a la estrella Classé A. Un Angélus 2011, suficiente guarda para su perfecta degustación. Con su blend de Merlot y Cabernet Franc bien marcado, este Gran vino posee cuerpo y densidad altamente apreciables. Sus taninos se presentaban agradables, suaves, sedosos. Pude encontrar sabores como pimienta, fruta roja y negra, café y tabaco. Sublime final en boca, como si acompañara un coro de querubines este magnífico momento. Su valor, alrededor de los 300 euros.
Ya la tarde se convertía en noche y era hora de irnos. Estiramos esta visita todo lo necesario, pero en algún momento terminaría. Nunca nos pasó algo así, nunca sentimos esto. Como si un ángel nos trajera para conocer este lugar, elevarnos con su vino y emocionarnos hasta las lágrimas, para que desde hoy amemos su historia, su gente, su vino y esas campanas que sonarán en nuestro corazón para siempre.