Luego de guardarnos algunos meses, tomando todos los recaudos necesarios, decidimos salir al mundo y en este caso, al lugar donde sin dudas sabíamos que nos ibamos a sentir verdaderamente de vacaciones, donde no hay nada que hacer más que disfrutar.
Ya con sólo aterrizar en tierras mexicanas, y respirar el clima caribeño (barbijo mediante) cuerpo y mente sintonizan en modo disfrute. Llegamos a nuestro ansiado destino, se trata del impresionante conglomerado de resorts de la cadena Iberostar. En primer lugar visitamos el resort Grand Paraiso, un hotel de lujo sólo para adultos.
Al llegar nos recibe un imponente lobby de estilo romano y un delicioso trago. Nos sometemos confiados a un riguroso protocolo Covid de ingreso que nos transmite gran seguridad. Todo anticipaba que estábamos a punto de vivir una gran experiencia.
Grand Paraiso
Recorrimos este exquisito resort que se encuentra en la primera línea de playa con un concepto sustentable como parte de su programa. Es un hotel con 300 suites, y 10 villas privadísimas con piscinas propias y con servicio de mayordomía que personaliza por sobre todo el descanso.
Con un protocolo Covid cuidado hasta el mínimo detalle, cuando un huésped realiza el check out, un servicio externo realiza la sanitización luego de la limpieza y la habitación queda bloqueada 24 hs para ser entregada luego al nuevo huésped. Este hotel nos sorprendió por sus vistas, su elegante arquitectura, con detalles de “villa romana” en todos sus lugares comunes; lobby, pasillos, escaleras, algunos de sus restaurants, unas pérgolas imponentes, sus amplias suites y sus piscinas con agua salada que se funden visualmente con el infinito mar turquesa como su principal aliado.
El hotel cuenta con cinco restaurantes temáticos, un Spa para despertar todos los sentidos, con piscina cubierta calefaccionada de agua salada, un completísimo gym y 18 hoyos de Golf diseñados por P.B. Dye. Aquí realmente se entiende lo que significa un hotel de jerarquía, algo definitivamente de otro nivel, donde el servicio, los detalles y la calidad de todo lo que se disfruta allí, están pensados para sorprender y dejarse llevar. Un verdadero santuario del bienestar.
Selection Paraíso Maya
Selection Paraíso Maya Luego de disfrutar las exquisitas instalaciones del Grand Paraíso, nos trasladamos a su hermano Selection Paraíso Maya. Un hotel de lujo para toda la familia. A los desinfectantes de rigor, se le sumaba una cámara infrarroja de temperatura que nos indicaba exctamente la temperatura corporal. Un lobby perfumado, con estaciones de alcohol siempre a la vista, una experiencia totalmente manos libres, muy covid friendly.
Arribamos a nuestra morada, y tan sólo abrir la puerta de nuestra suite, la magia de otros viajes volvió a encender nuestras almas desnudas de playas turquesas y room service! Despertarse allí, es el más perfecto de los sueños. Una estética cuidada y serena, maderas naturales, una selva frente a nuestro balcón y mucho más nos esperaba.
Diversidad, calidad y cantidad de opciones para elegir, en un resort donde todas las noches nos aguardaba una propuesta y temática diferente a la carta.
La primera noche decidimos probar el restaurant japonés, La Geisha. Allí un chef del mismo origen, preparó un verdadero show frente a un fervoroso grupo, y desplegó toda su magia culinaria: Gran variedad de pescados, mariscos y carnes rojas y blancas en una gran plancha. Así comenzaba la diversión. Nos esperaban noches inolvidables en lo que llamamos nuestras “rutas gastronómicas Iberostar”. Así lo hicimos en el restaurant mexicano El Tapatío, como así también las delicias francesas en L`Etoile y las originales propuestas de la Taberna griega.
Antes del tentador y variado desayuno buffet, nuestro fetiche era pasar por el Starcafé, un pequeño local junto al lobby abierto las 24 hs y con distintos tipos de cafés, smoothies y snacks del estilo de la reconocida marca americana. Esto sinceramente nos podía...
Luego de este detalle matinal, entonces si, el gran desayuno buffet siempre merecía 5 estrellas: rodajitas de atún rojo, salmón en forma de flor, quesos de vaca y cabra, mini baguettes con todo tipo de fiambres, quesos y mil delicias más; obviamente los clásicos de siempre y también, la infaltable isla de comida mexicana. Al volver a la suite para prepararnos para un gran día de playa, un detalle nos encantó: en cada edificio, en cada piso hay una especie de dispenser donde uno puede recargar su botella de vidrio (hay una para cada huésped) con agua que ha pasado por 5 procesos de filtración. Cuidado por el medio ambiente en una solución funcional que todos usamos.
Familias felices
Si algo distingue a este lugar es su acento acuático. Nada menos que 8 piscinas, incluido un río lento que te hace sentir como flotando en la jungla mexicana. La sensación y estrella del lugar es sin dudas la piscina de olas. Ya habíamos experimentado hace muchos años las olas artificiales en Sudáfrica, pero la piscina del Iberostar Selection Paraíso Maya, nos hizo fan de este estilo. Padres e hijos compartiendo un momento de gran felicidad y donde los chicos juegan seguros y confiados entre las olas.
Otro gran hito para destacar, para todo niño o adulto con un niño en su interior, es el gran parque acuático del lugar, Aquafun, lleno de coloridos y divertidos toboganes de agua.
Campo de golf
El Iberostar Playa Paraíso Golf Club está ubicado en el mismo resort, lo que hace que sea increíblemente fácil disfrutar de una ronda de golf sin necesidad de salir del complejo. Como detalle que no pasó desapercibido frente a nuestros ojos, los 18 hoyos del campo se encuentran en un maravilloso telón de fondo de exuberante entorno natural. La experiencia fue claramente en 360 grados.
Por las noches, el resort se viste de fiesta, lleno de luces coloridas y coreagrafías al aire libre a cargo del staff, invitando a todo al mundo a sumarse y divertirse. En esta época donde no es aconsejable estar en ambientes cerrados, este atractivo es ideal. Luego de este año y medio lleno de incertidumbres, lograr esta desconexión de toda preocupación, pone de manifiesto el valor de las experiencias que nos inspiran y nos hacen tanto bien.
Ya era hora de cerrar las valijas y a regañadientes, despedirnos. Con nuestro PCR negativo en la mano, (que habíamos realizado dos días antes, allí mismo), dejamos este oasis y toda su magia, que fue lo que justamente vinimos a buscar. Ya en el avión, mirando por la ventanilla, impresionado una vez más por ese mar y la jungla, pensé en quienes la habitaron durante siglos: las tribus mayas con sus jefes, chamanes y guerreros, sin dudas, los verdaderos amos de este paraíso único.