Fin de semana largo. Una semana en la que te querés desconectar. Una escapada inesperada. Un viaje en familia. Un paseo romántico. Una propuesta entre amigos. Pesca, trekking, escalada, náutica, gastronomía gourmet, ruta quesera y de encurtidos, hoteles boutique, naturaleza, diseño, bodegas y cervezas… Tandil se convirtió en una fuente inagotable de sorpresas. Ta vas a animar a ir luego de leernos y vas a planificar el siguiente viaje durante el regreso.
Está renovada. Sopla un aire fresco de modernidad, arquitectura, ganas de pasarla bien y armonía disfrutona. Tandil se ha puesto tentadora. No vas a parar de querer conocer y probar.
Las Dinas es un proyecto que se nace en 1980 cuando la familia Panighetti se
instala en Tandil. Hoy liderada por los hijos herederos de la primera generación,
se defiende a rajatabla el concepto: “artesanal es aquello donde la mano de
quien lo crea sigue acariciando la idea antes de salir a la venta, pero con el
cuidado y esmero de calidad en todos sus productos de manera igualitaria”, en
palabras de Carlos, uno de los socios. El desarrollo gastronómico más nuevo es
la Nduja, un embutido parecido a la sobrasada mallorquina pero bastante
picante y típica de la región de Calabria. Elaborada básicamente con carne de
cerdo, guindilla calabresa y especias, es ideal para aportar un toque picante a
tus pizzas, pastas e incluso guisados. Pero no te vayas sin probar Asadito
Argentino, una deslumbrante tapa de asado cocida al mejor estilo campero,
adobada, para comer como fiambre. La porchetta, casi una invención de la
casa, es una combinación de carnes de cerdo, una cinta de lomo envuelta por
una magra panceta, condimentada con aromáticas y un toque de chile.
El cluster quesero, en tanto, es una fuente de recursos para darte una vuelta y
conocer a cada productor. 20 marcas, la mayoría tradicionales, con historia
arraigada en la localidad, se convirtieron en una ruta ineludible para saborear
quesos con hongos, cremosos, especiados, grana Tandil, hilados serranos. ¿Lo
más nuevo? Zampa. Una idea que lleva adelante el matrimonio de Juan Cruz
Moy Peña e Isabel Saenz Rozas, dos jóvenes que acarician las ovejas a las que
crían de manera pastoril. Su producto estrella es el queso Camembert 100 %
de oveja.
Hay campo, verde, bosque, pan caliente amasado a mano, caminata, arroyo,
hierbas que vas a probar por primera vez, gruta, caballos, huerta, galería, bici,
amaneceres lerdos, ganado, arquitectura, gastronomía de cercanía, pile,
ventanas al horizonte, cobijo cuando llueve, frutas, crujir al caminar, charla
larga, dormir sereno, concierto de aves, pimpollos en todas las etapas, avistaje
de fauna, tranquera, caminos sinuosos, conservas terminadas ayer, ganas de
que lo goces, tiempo interminable, atardeceres perezosos...
Slow, genuino, pensado con amor, todo eso de la mano de Asunti en la Estancia
Ave María. Ella está encima de cada cosa que pasa y hasta del pan casero que
te presentan para que la manteca duerma sobre él en la mañana.
La vista, el silencio, el espacio, la comida casera y las ganas de vivir campo son
maravillosos.
Será difícil elegir. Pero si hay un sitio famoso, ese es Tierra de Azafranes, una
mezcla entre italiana y mediterránea. Te va a sorprender el risotto de salmón y,
claro, sus tablas de embutidos y quesos locales. La panna cotta casera sube la
calificación a nivel gloria. El sitio tiene historia. Está diseñado en doble altura.
La deco es parte de la experiencia. Además, no tienen ganas de que te vayas.
La sobremesa es bienvenida.
Si querés llevarte algo a casa, además de quesos y fiambres, por supuesto,
Tandileza es una torta galesa de fácil conservación, natural, sin aditivos
ni conservantes químicos, inspirada en la naturaleza de la región y de
las colectividades que volcaron a la cocina local sus propios condimentos. El
último lanzamiento es una opción de alfajores con corazón de la propia torta.
Los más memoriosos recordarán que el equipo tradicional de la ciudad es
Ramón Santamarina. Ahora, en su antigua cancha, Matías Yanuzzio, Ricardo
Camgros, y Emilio Pardo crearon un proyecto gastronómico y una gama de
artesanales que incluyen American Ipa, Session Ipa, Old Ale, Charlie Brown,
Rockaway Beach, Honey, Simply Red sea para recarga, en botella pet de 1 litro
o la venta de su botellón de vidrio… todo el concepto es gourmet. Eso es
Tandilia. Si tenés ganas de ir de circuito, suma OGHAM, Glück, Quarryman,
Cheverry o Beer house.
Ovunque, en tanto, de Rocío y Sofía Garuso, dieron vida a maltas para cervezas
sin TACC. También tienen una serie de kits para hacer la cerveza en
casa, podés elegir entre los estilos Golden, IPA, Amber Ale, Porter y Pale
Ale, rinden entre 16 y 18 lts.
Aunque están ahí el Monte Calvario y su Vía Crucis. El Parque Independencia y
el lago, el Cerro La Movediza y El Centinela… a pesar de todos los clásicos que
tal vez visitaste chico, la ciudad te invita a que vuelvas. Reintentá un circuito
nuevo y vas a descubrir todo lo cambiado que está y cuán pensado para el goce
del viajero.
La experiencia religiosa te lleva por el tercer centro de peregrinación más
importante del mundo. El castillo Morisco, en un ascenso de 300 metros, es una
donación de la colectividad andaluza española que, entre otras cosas, incluye
un restaurante. El Lago del Fuerte es donde se desarrollan todo tipo de
actividades náuticas, pero además se puede hacer un picnic.
El Camino de los Pioneros es un sendero e 3,5 kilómetros que conduce a la
cima del cerro El Mate, se puede hacer a pie o en vehículo. En el Valle del
Picapedrero, que rememora la histórica tarea de los trabajadores de la piedra,
hoy se encuentra un parque con decenas de atracciones como tirolesa, rappel,
puentes colgantes, etc. El Cristo de la sierra se encuentra en la cima del cerro
de Villa Don Bosco, frente al campo de golf de Valle Escondido. Se puede llegar
hasta el estacionamiento y de allí encarar una caminata de 20 minutos que
permite llevarte una panorámica a casa.
Tandil te deja mudo. Pero repleto. Los sentidos explotados con tanta experiencia que apela a hacerte fan. ¡Y lo logra!
@tandileza