Aterrizamos en Mendoza con retraso de una hora. Luego de cumplir con los protocolos sanitarios, salimos sin pausa hacia el Valle de Uco en un viaje de una hora y media aproximadamente. En la bodega nos esperaban dos días de experiencias muy intensas y enriquecedoras.
Bodegas Salentein, propiedad de la familia holandesa Pon, es una de las primeras bodegas en poner un pie en el Valle de Uco, el lugar donde todos los que forman parte de la industria vitivinícola quieren estar. Por sus características, este valle desértico al pie de la cordillera, contiene todos los condimentos necesarios para lograr grandes vinos. Nos encontramos en el Espacio Salentein, donde unas vistas infinitas a viñedos cargados de su sagrada fruta, nos indicaban repentinamente dónde estábamos. Allí nos espera una cata escalonada de ocho de los mejores vinos de la bodega junto con el reconocido enólogo Jorge Cabezas.
Comenzamos allí en ese privilegiado lugar con un vino blanco, un clásico, Númina Chardonnay 2018. Una etiqueta que en nuestra humilde opinión nunca falla y para precalentar los sentidos es impecable.
Luego pasamos a los tintos, en este segundo escalón un Reserva Cabernet Franc 2019, un vino joven, de una uva muy interesante y que venimos probando en nuestros últimos viajes al viejo continente. Ya en la tercera etiqueta vamos tomando vuelo: Aparece en escena un jugador de toda la cancha, de esos que ataca y defiende: Númina Gran Corte 2016, el blend de 5 tintas que es un ícono de la bodega. Entramos luego en el terreno de las novedades con la nueva línea Single Vineyard, compuesta por tres IG (indicación geográfica): Altamira, San Pablo y Gualtallary.
El primero, Viñedo El Tomillo, Paraje Altamira Malbec 2016. Sorprende su suavidad, cuando de un malbec esperábamos lo contrario. Muy cercano a lo que podría ser un Pinot Noir, pero con la tanicidad y acento del Malbec, interesante propuesta.
Seguimos subiendo y aparece el segundo, La Pampa 1997 Vineyard San Pablo 2016. Un señor malbec, cuerpo, potencia, empuje, todo lo que tiene que tener un redondo y equilibrado malbec se encuentra en esta botella.
Terminando con los single vineyard recibimos confiados, Viñedos Los Cerezos Gualtallary 2016, otro gran Malbec proveniente de la zona top del momento. Tres etiquetas malbec, tres vinos extremadamente distintos y que colmaron nuestras recién llegadas expectativas. Finalmente, los dos últimos escalones, son para las dos joyas de la casa. Primus Cabernet Sauvignon 2015 y Gran Vu Blend 2015.
Hacer un cabernet sauvignon en el Valle de Uco no es lo más habitual. No es una zona para esta uva, son muy pocos los que se atreven. Pero más allá de este dato no menor, este cabernet ya desde su aroma se percibe distinto. Es distinto. No parece un cabernet sauvignon, es delicado, perfumado, pero a la vez poderoso. Literalmente, me emocionó. Se salió del libreto por escándalo.
Por último, que decir que aún no se haya dicho del Gran Vu. En mi opinión en el top 3 de la Argentina, sin dudas. El vino galardonado en Mundus Vini 2020, como el mejor vino de nuestro país.
Luego de semejante maratón de bienvenida, partimos a la posada Salentein, a 5 km de donde estábamos. Un lugar sereno, con la combinación perfecta de dameros antiguos en sus pisos y parras maduras en altura que me conectaron con sus colores y sus aromas, con momentos inolvidables de mi infancia. Una vista infinita a los enormes viñedos que posee la bodega y un servicio exquisito. Que más pedir para una escapada perfecta...
LA COSECHA
Al día siguiente, equipados con delantal negro, guantes y tijeras, llegamos a viñedos chardonnay rebozantes de uvas. Nos acompañaba Diego Morales, Ingeniero Agrónomo, gerente de las fincas y apasionado por su trabajo. Junto a él, Mario, Jefe de cosechadores, con quienes aprendimos procesos y datos sobre la industria que continúan maravillándonos. Ambos nos dieron las indicaciones necesarias para que podamos “cosechar” un cajón de 20 kilos de uvas con la cordillera de los Andes como testigo de semejante osadía.
Tremenda experiencia, donde la tierra, el sol y la vid junto con la mano experta, logran el milagro del vino. Terminada nuestra tarea, subimos con Diego a una 4x4 para llegar a 1400 metros en la montaña y conocer la IG San Pablo, una nueva indicación geográfica que Salentein ha desarrollado. Habíamos quedado impactados con uno de sus vinos en la cata del día anterior y ahora todo cobraba verdadero sentido.
Conocimos la finca Los Jabalíes. En esta particular parcela cobran vida dos single vineyard, un malbec y un pinot noir. Suena increíble que en plena montaña sucedan estas cosas...
Fue allí donde toda la fuerza del terroir cobró sentido al ver la llamada “calicata”, una especie de pozo donde se observan en forma transversal los cortes de la tierra y cómo está compuesta. Allí es posible advertir los distintos tamaños de las piedras que fueron formando el suelo actual, su antigüedad y características. Estos suelos son arenosos y pedregosos, ideales para lograr excelentes vinos.
Poder comprender todos estos secretos de cientos de miles de años que la tierra guarda en su interior, es sin dudas fascinante. Es la historia que hay detrás de una botella, y conocerla sin dudas la engrandece.
Es hora del almuerzo y para ello nos dirigimos al restaurant Killka, dentro del Espacio Salentein. En un escenario imponente con vistas a la abundante naturaleza que el Valle de Uco ofrece a sus visitantes, llegó el momento del menú de pasos del chef Jorge Ontiveros. Con una sonrisa nos recibe para explicarnos apasionadamente cada uno de estos pasos, y no queremos hacerlo esperar.
Para la entrada optamos por unas mollejas sobre focaccia de hierbas y mermelada de pimientos. Una fusión de sabores impredecible. No esperaba esta explosión en mi boca . Aquí acompañamos este manjar con un single vineyard Pinot Noir, coincidencia, o no tanto, proveniente del lugar donde veníamos, San Pablo.
Pasamos al plato principal, un Jabalí ahumado y cocinado con el método Sous-vide, a bajísimas temperaturas, con puré de batata y chutney de membrillo. OMG! La copa se llena con una de mis emociones de este viaje, Primus Cabernet Sauvignon.
Finalmente para terminar bien alto, un perfecto volcán de dulce de leche, con masa de almendras del Valle de Uco, acompañado de helado de crocante. Lógicamente este plato broche de oro del menú, deberá estar acompañado de un gran espumante como Alyda Van Salentein Rosé. Nuestras escapada llegaba a su fin. Tan intensa como reconfortante, suspiramos de nostalgia al dejar atrás el valle y el imponente marco de la cordillera de los Andes.
Dos días completos de enología y gastronomía de alto vuelo. En mi cabeza y en mi corazón, el aroma de los mejores vinos del mundo persistirá hasta un próximo encuentro en suelo argentino.