Ibiza es la vanguardia extrema. La locura se genera primero allí que fuera. Como un diapasón mundial marca el ritmo de lo que se escuchará en el verano, se lucirá en la playa y se pondrá de moda en las pasarelas. Aún así, aunque la noche tenga más horas y densidad que en otros destinos, hay una calma pueblerina que en algunos rincones se conserva intacta y que se aprecia luego de las fiestas que decaen recién en el amanecer.
Es en la costa occidental que se esconde Sant Josep, solo 15 km de la ciudad de Ibiza, la zona en la que se encuentra el Aeropuerto. Uno de esos sitios que mantiene una cadencia de local, con las campanas de la iglesia que aún anuncian cada mañana la llegada de las 8, los bares que sirven el clásico café con brandy a los jubilados y ama la costumbre de detener el auto en medio de cualquiera de sus calles sólo para charlar un rato con el vecino que no ves desde ayer. El día a día aquí es menos frenético que es los centros más concurridos de la isla, con algunas de las playas más hermosas, como Ses Salinas, Cala D’Hort, Cala Compte o Cala Vedella.
En este espacio recóndito, con tiempo suficiente como para adentrarse con conciencia en una experiencia gastronómica, es donde el chef Paco Roncero (Madrid, 1967) eligió abrir Sublimotion, el restaurante más caro del planeta, donde una consumición promedio por comensal cuesta 2400 euros.
Roncero estudió en la Escuela de Hostelería y Turismo de Madrid, realizó algunas de sus experiencias pre profesional en Zalacaín y en el Hotel Ritz. Hoy es el chef ejecutivo y Director de NH Collection Casino de Madrid y La Terraza del Casino, además es responsable de una serie de restaurantes desparramados por el mundo como Estado Puro (Madrid y Shanghái); La Canica y Versión Original (ambos en Bogotá), Pata Negra (Cartagena de Indias) y Sublimotion. Tiene decenas de premios y dos estrellas Michelín. También es uno de los jueces en Master Chef Colombia y en Top Chef España. Ha publicado cuatro libros de recetas, impulsó el desarrollo del software Gestor de Cocina. Además corre junto a Running Chefs y Sport Cooking en Bilbao, Málaga y en la Maratón de Nueva York.
El chef corredor es amigo de encontrar nuevas zanahorias que alcanzar en todas las disciplinas que aborda. Con Sublimotion intentó ponerse una bastante compleja. Por años intentó encontrar un camino de encuentro entre las emociones a la gastronomía. Bajo esa premisa su restaurante es una experiencia reservada a muy poco y, sobre todo, innovadora.
Roncero lo define "como un espectáculo gastronómico, cuyo objetivo es aumentar el placer de cenar en un restaurante a través de una pantalla deslumbrante. Un nuevo espectáculo artístico que busca asociar la alta cocina con el teatro”.
Es complejo imaginar la combinación de comida, arte e ilusión que plantea Sublimotion en esta especie de novela que se escribe de mano de los comensales. Todos los servicios están cuidadosamente coreografiados con una playlist que musicaliza la puesta en escena. Es una sobrecarga sensorial con el uso de la última tecnología para despertar las neuronas e invitarlas a participar del convite.
El resultado es un banquete de 3 horas que hace un recorrido visual y musical por diferentes tiempos, lugares y etapas de la emoción. Algunas escenas incluyen estar en el fondo del océano, un cabaret sexy del siglo XX y luego una cena futurista con amigos en 2050.
El comensal el llevado a un lienzo en blanco llamado cápsula. Cuando la experiencia comience, el espectáculo teatral cubrirá cada centímetro de esta tela para convertir al convite en una inmersión. Al inicio, el nombre de cada invitado se iluminará sobre su asiento designado para que se siente.
El centro de reunión es digital y se transforma mientras se come. Sólo caben 12 invitados. Sublimotion es realidad aumentada y virtual, literalmente puede transportar a cualquier escenario del planeta o a una escena vanguardista nunca vista.
Cada experiencia es creada desde cero. Se integra de una degustación de 20 platos que producen Ronerco, junto a su equipo de chefs: Dani García, Diego Guerrero, Tono Pérez y Paco Torreblanca, que, entre todos, juntan más estrellas Michelin que ningún restaurante: ocho. Se propusieron brindar a los huéspedes la mayor cantidad de sabores y una experiencia gastronómica única. A la pantagruélica práctica sensorial se le suman anteojos de realidad virtual convertir a la luz y el sonido en envolventes.
Puede emerger una cabeza de tiburón, con la misma naturalidad que una galette, un tío vivo o el caparazón de una enorme ostra.
Cuando en diciembre de 2021, Sublimotion decidió aumentar sus precios de 30 dólares por comensal a 2000 las reservas se agotaron a los 20 minutos. El suceso acaba de replicarse en Dubái en, en uno de los restaurantes del Mandarin Oriental Jumeira.
Informes y reservas:
www.sublimotionibiza.com